Nina (Natalie Portman) es una experimentada bailarina de Ballet que lucha por conseguir el papel de Reina de los Cisnes en la próxima versión de "El Lago de los Cisnes" realizada por Thomas Leroy (Vincent Cassel). No le falta talento para interpretar al cisne blanco, inocente y virginal, pero el problema radica en su opuesto, el cisne negro, lleno de maldad, y que aparentemente no tiene nada que ver con Nina. Sin embargo, sí que hay un lado oscuro en la vida de la joven, el cual irá haciendo acto de presencia a medida que transcurre la película gracias a la "ayuda" del propio director de la obra y a una nueva rival que desea conseguir el mismo papel, Lily (Mila Kunis).
Al contrario que suele ocurrirme con las películas nominadas a los Oscar, ésta me ha dejado anonadada. Aún sigo asimilándola. Es intensa y de una dureza increíble. Mezcla a la perfección realidad con aspectos sobrenaturales que caracterizan la vida de la protagonista. La obsesión por lograr la perfección hace que Nina poco a poco vaya mostrando su lado más oscuro, uno que todos nosotros tenemos. Inicialmente ella representa la inocencia en estado (casi) puro. Trabajo duro para conseguir sus objetivos, vida sin excesos, ingenuidad,... es la viva imagen del cisne blanco. Pero basta una pequeña chispa para que el cisne negro despierte y origine así una lucha por salir al exterior.
Realmente la considero una obra maestra, pues logra que, si no es todo el público, la mayoría, se sienta identificado en parte con la protagonista (obviamente dejando de lado el ballet); somos personas que luchamos por conseguir unos objetivos de una manera "socialmente aceptada", pero, en cuanto alguien se interpone en nuestro camino con el ánimo de impedírnoslo, hacemos lo que haga falta por evitarlo; nos desmelenamos, nos mostramos tal y como somos en realidad, dejamos salir a ese cisne color azabache. En esos momentos, los fines justifican los medios. Afortunadamente, esto no ocurre continuamente, pero seamos sinceros, ¿quién no explotó alguna vez?
Por esta razón, la película me parece una estupenda alegoría a dicha lucha interna, reflejada a través de la figura del cisne. Además, llega un momento en que la fusión entre Nina y el cisne negro es brutal, viéndose claramente cómo se ha dejado absorber por su papel. El personaje del cisne negro desplaza al blanco y atrapa al actor (en este caso Nina) fundiéndose con él. Lo que inicialmente es un empeño "saludable" por lograr la perfección termina convirtiéndose en un problema muy grave, en una obsesión que se acompaña de agresividad y alucinaciones que en nada ayudan a sosegar la turbada vida de la bailarina.
Como ya he dicho, una auténtica joya. En mi opinión se merecería la estatuílla, aunque la película con más papeletas es "El discurso del Rey". Sin embargo, creo que Natalie Portman se llevará el Oscar a la mejor actriz. Hace una interpretación muy realista de lo que sería una bailarina de ballet de tan alto nivel. Todas las alegrías y las decepciones propias de este arte las plasma de una forma magistral. Y no sólo lo digo yo, que algo de esto padecí en rítmica, aunque a una escala bastante más baja (vamos, que no llegué a obsesionarme ni a tener alucinaciones), sino también una compañía de ballet que ha analizado ciertos aspectos de la película confirmando su realismo.
Así pues, y ya finalizo, os la recomiendo a todos, independientemente de que os guste o no el ballet (si os gusta más aún, eso sí). Sinceramente espero que Natalie se lleve esta noche el Oscar porque se lo tiene realmente merecido, y también me gustaría que se lo llevara la película, pero eso ya es más difícil... De todas formas, mañana lo sabremos, si no es por las noticias, será por aquí, pues dedicaré el blog a comentar los premios.
Mejor actor principal: Colin Firth (El discurso del rey)
