martes, 7 de junio de 2011

Desmontando a Harry


Dirección y guión: Woody Allen.
País: USA.
Año: 1997. Color.
Duración: 96 min.
Intérpretes: Caroline Aaron (Doris), Woody Allen (Harry Black), Kirstie Alley (Joan), Billy Cristal (Larry), Demi Moore (Helen), Elisabeth Shue (Fay).


Parece existir entre los psicólogos un profundo amor hacia Woody Allen; al menos entre los psicólogos que yo conozco. Algo un tanto contradictorio puesto que Allen siempre introduce en sus películas la figura del psicoanalista mientras que la universidad a la que pertenezco no simpatiza demasiado con esta tradición psicológica. No obstante, imagino que tal adoración vendrá por lo neurótico de sus personajes. A mí, personalmente, Woody Allen no me entusiasma. Si bien es cierto que tiene buenas películas, muchas de ellas explotan una y otra vez la misma temática. ¿O acaso es frecuente encontrarnos con un Woody Allen mentalmente equilibrado? Dejando a un lado al resto de personajes que aparecen en sus obras, los interpretados por este director siempre sufren algún tipo de problema psicológico. Podríamos decir que Allen es el eterno neurótico del cine. Un poco de desequilibrio mental está bien, pero a la larga ya resulta cansino.


Desmontando a Harry, a pesar de contar con momentos graciosos y peculiares, no deja de ser otra película perteneciente al mismo cupo. En ella se nos presenta a un escritor, Harry Block (Woody Allen) quien acostumbra a reflejar sus problemas familiares y sentimentales en las obras que escribe. Ello, como cabe esperar, ha desatado la ira de sus parientes, amigos y antiguas parejas, lo que  hace difícil que alguno de ellos esté dispuesto a acompañarle a su vieja universidad para recibir un homenaje.

Harry es todo un personaje. Parece padecer todo subtipo de trastorno de ansiedad: depresión, fobias, obsesiones... lo que lo hace parecer un tanto patético. Hiere a las personas que lo rodean y aún así las culpa de distanciarse de él, aunque da la sensación de no ser consciente de ello. Mientras que considera normal engañar a su mujer con otra, sin embargo ve exagerada la reacción que ésta tiene cuando se entera de la verdad. Pretende continuar su vida como si nada hubiese pasado y poco le falta para tachar de loca a su mujer por esa explosión emocional. El hombre llega incluso a dar pena por su patetismo. La verdad es que es un caso digno de evaluación psicológica.


A pesar de ser una película que no me ha llamado especialmente la atención, he de reconocerle el mérito. Al igual que en el resto de sus films, Woody Allen trabaja mucho los personajes, mostrando con frecuencia su lado más oscuro (¿será por ello que hace un guiño a Star Wars?). Ninguno resulta un santo y sus desventuras son  narradas con un humor muy inteligente. El problema es que este humor no siempre es bien recibido por el público. O, más bien diría que se trata de un humor reservado para unos pocos. Con ello no digo que quien no disfrute con sus películas sea un inculto, puesto que yo misma podría incluirme en ese grupo con bastante frecuencia, sino que es un humor muy peculiar que no provoca carcajadas fácilmente. Aún así, Woody Allen es considerado uno de los grandes directores de cine, teniéndolo en un pedestal. No sé yo si será porque realmente lo consideran un genio o es simple peloteo por aquello de que cada dos por tres vista Asturias... Sea como fuere, es evidente que existen un aura de grandiosidad a su alrededor.

Así las cosas, Desmontando a Harry no decepciona si partimos de la base de que es del estilo del resto de sus obras. Eso sí, no esperéis nada nuevo. Como ya he comentado, los personajes desequilibrados vuelven a ser los protagonistas de la película: un hombre "desenfocado", una psiquiatra que se convierte al judaísmo, una mujer que se acuesta con el marido de su hermana y a la que éste también pone los cuernos, un joven escritor que se hace pasar por un moribundo,... Todos ellos son personajes ficticios creados por Harry, pero cada uno de ellos refleja parte de la vida del escritor. En términos psicoanalistas podríamos decir que se trata de un proceso de transferencia: Harry proyecta sus problemas cotidianos en sus historias. Dicho esto, sólo es necesario extraer los problemas de cada uno de los personajes para obtener un retrato del autor.


5 comentarios:

CIMAFERMIN dijo...

Uffff, ufffff va de retro Satanas, no puedo ver al Leñoso Allen

Andrea dijo...

Sí...la verdad es que puede llegar a ser...un tanto repelente....

Anónimo dijo...

Allen un genio!!!

CIMAFERMIN dijo...

La pena es que el genio no se haya quedado dentro de la lámpara

Andrea dijo...

Eeeeeh! Anónimo! ¿Quién eres?
Bueno oye, para gustos colores. A mí es un director que no me entusiasma, aunque tiene buenas pelis por ahí.